Excursión del CER al Turbón.
Angel Gayúbar. Vilas del Turbón.
El Centro Excursionista de Ribagorza, CER, organizó el pasado 5 de junio una nueva excursión por tierras ribagorzanas aunque esta vez fuera del programa oficial. En un día espléndido para la práctica del excursionismo, once de los integrantes del Centro participaron en una ascensión al pico del Turbón, una de las montañas más singulares del Pre-Pirineo y cuya silueta domina buena parte de la comarca ribagorzana.
"Salimos a las siete de la mañana desde Graus hacia Las Vilas del Turbón, desde donde comenzamos la marcha hacia la cima" comenta Carlos Bravo, uno de los participantes en la ascensión. Allí, en Las Vilas, se les agregó un excursionista francés con el que trabaron conversación y que tenía planeado hacer la ascensión en solitario. Todos juntos iniciaron el ascenso a esta montaña; ascenso que no es especialmente dificultoso en lo técnico ni en el desgaste físico al discurrir por cerradas y sendas utilizadas desde antiguo por los habitantes de la zona y, por tanto, "humanizadas".
Varios de los participantes no habían hecho nunca la cima de esta montaña que se eleva 2492 metros por encima del nivel del mar y descubrieron el impresionante horizonte visual que se domina desde la cumbre. "Al ser una montaña exenta –explica Bravo- el Turbón es un excelente mirador hacia los cuatro puntos cardinales, abarcando un espacio amplísimo". La jornada, despejada y con una mínima calima que no enturbiaba las vistas, acompañó a los excursionistas que tras permanecer largo rato en la cumbre iniciaron camino de regreso hacia Las Vilas y Serraduy.
Por otra parte, el pasado día 4 inició el CER una nueva temporada de colaboración con la Cruz Roja de Graus con la celebración de una excursión pedestre par personas de la tercera edad que llevó a los participantes hasta la vecina localidad de Capella por el antiguo camino de Fabardo y las dependencias del Centro de Experimentación de la Truficultura. Tras recorrer las calles de la población y permanecer largo rato en el merendero situado junto al monumental puente medieval, los expedicionarios iniciaron el regreso hasta Graus por un camino diferente que les llevó hasta la cercana ermita de san Fertús, en cuya restauración ha tomado un activo papel uno de los marchistas, "Cachano", que hizo de cicerone al resto de la expedición comentando los trabajos realizados para devolver la prestancia a esta pequeña iglesia cuyo recuerdo prácticamente había desparecido tras siglos de ruina.
Fue la primera de las actividades senderistas pensadas, fundamentalmente, para las personas mayores que se retomará a comienzos del otoño con nuevas actividades excursionistas por los alrededores de Graus.