Los treinta participantes salimos de Graus en autobús a las siete de la mañana. Por la carretera del Isábena y el Alto de Bonansa, llegamos a Barruera poco antes de las nueve. Junto a la iglesia de San Feliu de esta población, situada a 1.095 m. de altitud, comenzamos nuestro recorrido andando. Siguiendo las marcas, y por un tramo inicial en paralelo al curso del río Noguera de Tor, nos dirigimos a Erill la Vall, adonde llegamos poco antes de las diez. Visitamos la iglesia de Santa Eulalia, en la que destacan su esbelto campanario y el conjunto escultórico en madera conocido como el Descendimiento de la Cruz. Tras la visita, nos dirigimos a Boí, en la ladera opuesta y a menos de media hora de camino. En Boí visitamos la iglesia de Sant Joan, con interesantes pinturas murales en el interior y en el exterior del templo. Emprendimos después el camino de subida a Taüll que, a 1.500 m de altitud, fue el punto más elevado de nuestro recorrido. Taüll dispone de dos espléndidas iglesias románicas con triple ábside y planta basilical. Visitamos primero la iglesia de Santa María, en la plaza de la localidad, y luego la de Sant Climent, situada a las afueras y en cuyo interior disfrutamos de una sugerente proyección que permite recomponer de manera virtual las antiguas pinturas del templo. Subimos después a su elevada torre de seis cuerpos y, antes de reemprender el camino, hicimos, junto a esta magnífica construcción románica, una larga y relajante parada para un necesario refrigerio.
Desde Taüll retornamos a Boí para tomar el camino que, en alrededor de hora y media, lleva hasta Durro. El bonito sendero discurre en paralelo al camino de ida, pero a más altura, y permite disfrutar de magníficas vistas del valle y de algunas de sus cimas, como el Comaloformo, el Montardo o la Punta Alta. Desde un collado, a 1.475 m. de altitud, un rápido descenso nos condujo a Durro (1.384 m.), adonde llegamos alrededor de las 15 horas. Aunque no pudimos visitarla por dentro, vimos por fuera la magnífica iglesia de la Nativitat, que tiene como singularidad la presencia de una decoración ajedrezada.
En Durro, casi la mitad del grupo decidió continuar andando por el camino que, siempre en bajada, lleva a Barruera en una media hora. El resto decidió quedarse un rato en la plaza del pueblo comiendo, tomando unos refrescos y disfrutando del sol, para bajar luego en autobús hasta Barruera. Allí nos juntamos todos y regresamos por carretera hasta Graus. El itinerario circular completo fue de 16 km., en los que invertimos más de seis horas con numerosas y largas paradas. Fue una magnífica jornada de excursionismo en la que disfrutamos de una perfecta combinación de arte y naturaleza.
Carlos Bravo Suárez